Cantantes y Bandas de Candombe
Desde el siglo XIX se tienen registros del papel y el aporte esencial del tambor de estirpe africana en las músicas tradicionales y en los imaginarios e identidades latinoamericanas. Con este objeto-instrumento se han tejido diálogos e integraciones, no sólo de orden musical, sino también social, que han enriquecido creencias, tradiciones y costumbres de diversas naciones, dando origen a prácticas culturales y musicales como el Candombe. Conviene precisar que, aunque el Candombe es uno de los componentes centrales de la cultura popular afrouruguaya, no es exclusivo enteramente de ella, ya que también se encuentra presente en la afroporteña (Argentina) y afrobrasilera, con las cuales se identifica en algunos detalles, pero con las que guarda distancias en muchos de sus elementos constitutivos.
Como al Tango y la Milonga, con los que comparte algunas de sus características, el Candombe fue considerado en principio como “cosa de negros” y con ello se hacía referencia a la música, la danza, reuniones, celebraciones y rituales. Su presencia está antecedida por los intercambios que pueblos africanos (esclavizados y libres) establecían en cofradías, iglesias y fiestas sagradas primero, después en los espacios de socialidad de las “salas de nación” y en los “conventillos” (residencias colectivas), donde convivieron con inmigrantes españoles, italianos, argentinos y judíos. Tanto la interacción en torno a espacios públicos, como la creciente participación de africanos en la vida religiosa y social de Montevideo, creó las condiciones para que el Candombe se transformara, y de ser sólo ritual “de negros” pasara a ser considerado parte integral y central del carnaval y de las comparsas de la ciudad, con lo que se comienza a remover el rechazo de la “gente de clase” a la ancestralidad africana. Sin embargo, como afirma Chabela Ramírez, la originalidad no se pierde pues “continúa siendo una danza espiritual que, al haber tomado elementos como las polleras, las plumas, santos y algunos otros personajes, no le quita esa esencia”.
Los barrios Palermo, Sur y Cordón que mantienen una proximidad con el centro urbano, fueron el escenario sociocultural que ensamblaría toda esa diversidad y la consolidaría a través de la tradición oral y la práctica cotidiana, como referente colectivo de la República Oriental. Las calles “Isla de Flores” y más adelante la “Carlos Gardel” que unen al barrio Palermo con el barrio Sur, “Tacuarembó” y “Cuareim 1080” donde estuvo situado el “Conventillo Medio Mundo”, han sido los proscenios consagrados para las populares “llamadas” de “las cuerdas de tambor” (agrupaciones), que tienen lugar muchas veces en el año.
De las cuerdas de tambor como expresión y encarnación cotidiana de una cultura, todavía sobrevive y se escenifica mucho. Esta forma tan cotidiana del encuentro alrededor de las llamadas barriales, no sólo en Montevideo sino también en el interior, le aportan a la cultura candombera ese imaginario que lo reclama como popular. Sin embargo, la inclusión y adopción del Candombe dentro de los carnavales y las comparsas, han hecho evidente que aquello que se denominan industrias culturales convierten en mercancía, deforman y niegan lo que para un pueblo (esclavizado y marginado por siglos) son sus sistemas de creencias, valores y espacios de resistencias, los mismos que se han transmitido de padres a hijos desde su desarraigo de África.
Los tambores han sido elaborados de forma artesanal, pues en un principio se empleaban “barricas” o “toneles”. Ahora se hacen con piezas de madera tensada y moldeada con el agua caliente, que al ensamblarse toman forma de barril. Sobre este, en uno de sus extremos, se instala una lonja de piel de animal sujetada con pequeños clavos en forma lineal, apenas visibles. Antes de la tradicional “llamada” el tambor es afinado al calor de una pequeña fogata de papel, tablas o listones, momento en el cual el “tamborilero” con algunos golpes evidencia la tensión de su lonja y se alista para la salida. El toque se ejecuta a golpe de mano y mazo o baqueta. “Cada tambor tiene su voz particular, su tamaño y su frase, es tocado individualmente y los tres forman el ritmo”, dice Fernando “Lobo” Núñez, candombista uruguayo de ascendencia africana. Oscar Montaño, historiador e investigador de la cultura afrouruguaya, ha identificado también tres estilos principales en la forma clásica de tocar Candombe. El toque “ansina” es originario del inquilinato “Barrio Reus al Sur” que estuvo situado en el barrio Palermo, y su ejecución se caracteriza por el sonido agresivo de sus tambores "piano", en diálogo permanente entre sí, y con los tambores "repique". En el conventillo de Medio Mundo del barrio Sur, se desarrolló el toque “cuareim” que se puede identificar porque marca los tambores "chico" y "repique" en tanto que los "piano" mantienen un sonido más acompasado. El toque cuareim es más cadencioso y lento que el toque ansina. En el conventillo “Gaboto” del barrio Cordón se originaría el toque que lleva el mismo nombre del barrio. “Éste tiene similitudes con "ansina" pero su distintivo se da en el sonido muy destacado de los tambores "piano" y en la velocidad del toque”.
El Candombe, como factor central del carnaval y de las comparsas, tiene una escenificación determinada. Las “cuerdas de tambor” están compuestas por hasta 70 tamborileros entre chicos, pianos y repiques. Éstos llevan en sus cuerpos una vestimenta y maquillaje que les diferencia del resto. Frente a ellos no pueden faltar el estandarte y la bandera que les identifica (era usual en las “salas de nación”), la estrella y la media luna (elementos centrales en las “salas de nación” y prueba de la islamización en África). Los personajes tradicionales que acompañan son la “mama vieja” (matrona negra, ancestralidad y sabiduría femenina), el “gramillero” (ancestralidad masculina, curandero o médico tradicional que cura con ungüentos y yerbas), el “escobero” (chamán o brujo que limpia de hechizos el espacio de la celebración), las bailarinas (mujeres que bailaban en los sitios del Candombe) y la “Vedette” (bailarina central de aparición reciente). Toda esta teatralización busca rescatar los elementos centrales del origen del Candombe y su evolución hasta ser parte de los carnavales, su fidelidad a elementos centrales de la tradición, es objeto de reconocimiento.
En la actualidad, para la música en general y para la cultura popular latinoamericana y uruguaya, el Candombe se debate entre ser expresión y manifestación de los imaginarios y resistencias simbólicas, así como resignificación de prácticas sociales, o hacer parte del orden económico y turístico que suple la demanda por el consumo de lo tradicional, pero que termina folclorizando la cultura de una nación. Fuera de esta discusión y como elemento adicional que debe ser celebrado, en el año 2009 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), le declaró el 3 de diciembre como patrimonio inmaterial de la humanidad y definió como “Día nacional del Candombe, la cultura afrouruguaya y la equidad racial”.
A continuación, algunos y algunas cantantes y bandas de Candombe:
Alfredo Zitarrosa
Africanísima Negranza
Afrocán
Ángela Álvez
Angela “Mazumbambera” Ramírez de Olivera
Agguanile
Aquiles Pintos
Arlette Fernández
Barrica
Batea de Tacuarí
Belén Ray
Candongafricana
Cenceribó
Charo Martínez
Combo Candombero
Concierto Lubolo
Cruzadera
Cuareim 1080
Darío Piriz
Diego Paredes
Duendes del Parque
Eduardo Da Luz y su Conjunto
Elegguá
Fantasía Negra
Fernando “Hurón” Silva
Fernando “Lobo” Núñez
Florencia Gularte
Hugo Alberto «Cheché» Santos Nascimento
Isabel “Chavela” Ramírez
José Pedro “Perico” Gularte
Kalumkembé
La Candombera
La Covacha
La Fabini
La Figari
La Rodó
La Simona
La Tangó
Llamada del Cordón
Lola Acosta
Lonjas de San Telmo
Los Duendes del Parque
Maldombé
Mandinga
Matías Silva
Morenada
Naomi Krongberg
Nimba
Omar Ruben “El Negro” Rada Silva
Patricia Duarte
Patricia Zappia
Pedro Rafael Tabárez “Pedro Ferreira”
René “Lolo” Caraballo
Samburu Morán
Sarabanda
Sinfonía de Ansina
Tronar de Tambores
Umbelé
Urafrica
Vanessa López
Waldemar "Cachila" Silva
Wellington Silva
Yambo Kenia
Yumba
Zumbaé