Cantantes y Bandas de Champeta
El eco cadencioso de la música africana en las verbenas del Caribe colombiano y sus fiestas populares urbanas retumban con el “picó” y la Champeta. La costa del Caribe en Colombia es escenario hoy de la sabiduría milenaria de origen africano expresada en la melodía y baile champetúo. Cartagena de Indias y Barranquilla han sido los espacios urbanos de mayor difusión, siendo la mezcla entre la Chalupa bullerenguera y el Soukous congoleño los ritmos que le dieron origen. Su cuna es San Basilio de Palenque, la primera comunidad afrodescendiente en América que reclamó su libertad y fundó para sí un territorio aislado con sus propias leyes, reglas, lenguas y cosmogonías. A su vez, Cartagena de Indias fue su laboratorio y la tarima hacia el mundo, en donde la Champeta se catapultó como un género musical con proyección nacional e internacional, y allí transgredió una brecha social que relacionaba únicamente a la Champeta con un género exclusivo de las clases sociales más marginadas, empobrecidas y racializadas. El reconocimiento de la Champeta como la expresión máxima de la cultura cartagenera urbana, y el respeto en la industria musical, ha sido un camino largo y labrado a partir de luchas antirracistas y anticoloniales en el plano de la vida pública y de las prácticas artísticas espontáneas y populares.
También conocida como “terapia criolla”, la Champeta es música y estilo de baile que se teje como relato de los espacios locales y las conexiones populares, e incluye también un lenguaje en común, una jerga, un argot propio de los espacios de creatividad champetúo, tomando como punto de partida la lengua castellana y la lengua palenquera. Como un juego de palabras que denotaban lo marginal, lo inmoral y los estereotipos de clase social, el nombre de Champeta y el atributo de “champetúo”, le dio fuerza y carácter a un ritmo y un estilo de bailar y de ser que se imponían ante el desprestigio, con liberación, resistencia y memoria cultural ancestral. Viviano Torres “Anne Swing”, Louis Towers y Charles King son conocidos como pioneros artistas de Champeta, quienes a principios de los años 80 exhibieron en un escenario cartagenero de alta exposición, toda la fusión musical que con ímpetu se vivía en los entornos barriales de Cartagena. Contagiaron a espectadores atónitos que no imaginaban el encuentro musical universal del que eran testigos.
El discurso de censura, segregación y rechazo hacia la Champeta protagonizado por estándares de moralismo social e incluso por la institucionalidad, no han mermado en lo absoluto su vitalidad y carácter liberador, y ello le imprime fuerza para impulsar su creación como un lenguaje estético de irreverencia. Una irreverencia que se da como respuesta ante contextos de evidente clasismo y racismo, ya que la Champeta hace parte del frenesí popular de sectores de la población cartagenera y caribeña más discriminados. La expresividad corporal, los bailes de liberación sexual en donde se reta a la moral conservadora hispánica, y se manifiesta sin tapujos la comodidad de los cuerpos bailando, es una insurrección y un desafío. Allí, el cuerpo es indomable y el baile champetúo es un ejercicio de des-disciplinamiento, de poder liberador ante una pretensión homogeneizante de lo que se acepta como cultura universal. Es una acción anti racista para ocupar el lugar que exigen y les corresponde en una sociedad donde las comunidades afrodescendientes han sido estructuralmente dominadas.
Los famosos “picó” son amplificadores de estética muy peculiar y autóctona que desde mediados del siglo XX han sido los tocadiscos de la música callejera en la costa norte colombiana. Son ensamblados y transportados en donde se quiera, y su resonancia alcanza a ser un grito disruptivo del orden público, así como de liberación. Tienen nombre y pregón propio, así como picoteros y picoteras que, con los avances tecnológicos, no sólo reproducen los discos sino también ejecutan arreglos musicales en ellos. Fueron pioneros en propagar la música popular africana, Soukous, Soca, Zouk, Mbaganga, Kadans, traída en LP’s desde los países antillanos, en un intercambio comercial que tejía una red de músicas afrodescendientes con gran valor para fortalecer las identidades compartidas. Su llegada fue cooperación fundamental para la creación de la amalgama musical champetúa en San Basilio de Palenque, Cartagena y Barranquilla. Han sido los “picó” un artefacto de alta carga simbólica ya que su acción se concibe como provocadora, agitadora del espacio público, en contravía de las buenas costumbres, muy perseguida y, al mismo tiempo, defendida por diferentes sectores de la población. Gestan una intensa socialización en torno a la Champeta y también han sido su gran impulso porque desde sus inicios la han apoyado, incluso cuando las estaciones de radio la concebían como música de mala calidad y asociada a la criminalidad. El gran jolgorio y la noción de comunidad que generan, así como su capacidad de reinventarse a través de los años, han hecho que conserven su importancia en la difusión y consolidación del género de la Champeta.
Este mismo espíritu desafiante que hace parte de la Champeta y al mismo tiempo la moviliza, ha motivado a muchas mujeres a cambiar desde el lenguaje y la puesta en escena su rol en la cultura y música champetúa. Desde ser “musas” de inspiración, cuerpos relatados en tercera persona, y vistas solo como coristas y bailarinas, han llegado a ser cantantes, compositoras y protagonistas en la interpretación de la Champeta. Desde esa orilla, han resignificado el derecho de las mujeres a apropiarse de su sexualidad y cuerpo como propios y libres, y no al servicio de otras voces. Asimismo, el oficio de picotero ya no es exclusivo para los hombres. Han sido muchas las mujeres que han trascendido los estereotipos de género y las creencias comunes de que el “picó” solo puede ser dirigido por hombres. Su pasión y su trabajo por exaltar la importancia de la cultura picotera y champetúa han sido referentes para nuevas generaciones de picoteros y picoteras, quienes desde muy corta edad van perfilándose para ello y participan en espacios de formación y aprendizaje.
Lo que para algunos es vulgaridad y desvergüenza, para otros es autodeterminación, liberación. Tanto el ruido desbordante de sus parlantes como los contenidos picarescos y cotidianos de Champeta, su brillo melódico y su rumboso movimiento, el “espeluque”, los pasos característicos de “la camita”, “el caballito”, “el tornillo”, están arraigados en el pueblo caribeño afrodescendiente. En Cartagena se ha cultivado como representación ante el mundo y combate diariamente con las pretensiones de censura. Gracias a su constante activismo de reivindicación y, por supuesto, a su contagiosa corporalidad danzante, la Champeta ha sido reconocida con el paso de los años por la industria mainstream de la música. Muchos artistas colombianos la integran en sus repertorios y arreglos, y ha escalado en reconocimiento como una expresión contemporánea y urbana afrocolombiana, que toma como punto de partida la música tradicional y el fascinante reflejo identitario del Soukous congoleño. Es la fiesta popular y los bailes de Champeta en las casas, patios, calles, los que han posibilitado que la Champeta se mantenga y se reproduzca. Es ese picó como extensión física de la indocilidad, la libertad y la incontenible alegría al sentir que la Champeta está en el cuerpo. Está en la vida de los y las cartageneras. En la cotidianidad de los y las palenqueras. En las verbenas barranquilleras. Así como lo aclama Viviano Torres “Anne Swing”: “Champeta en la playa, Champeta en la calle, Champeta en el baile, Champeta en el carro. Champeta se baila aquí, Champeta se baila allá. Deja ya de perseguir, que la Champeta es para gozar”.
A continuación, algunos y algunas cantantes y bandas de Champeta:
Abelardo Carbonó
Alexander Gozalez “Boogaloo”
Alexy Hernández
Álvaro “El Bárbaro”
Bazurto All Stars
Betilsa Barrios
Big Deivis
Bomba Stereo
Cándido Pérez
Charles King
Deivi Rap
Edier El Gitano
El Biofa
El Jhonky
El Rookie
El Sayayin
Elio Boom
Erwin “Espelucao”
Grupo Tambakai
Javier y sus Nenas
Justo Valdés
Kevin Florez
Leandro Barón “El Encanto”
Li Saumet
Lilibeth Castro
Lilibeth Martínez
Louis Towers
Martina La Peligrosa
Mr. Black
Natalia Díaz “La Nativa”
Sergio Liñán “El Afinaito”
Shirly Pérez
Son Palenque
Systema Solar
Tribu Baharú
Twister El Rey
Viviano Torres “Anne Swing”
Wganda Kenya
Zaider