Jerga en España
El lenguaje teje relaciones humanas que inevitablemente nos dan una pertenencia a una comunidad, a unas prácticas culturales que devienen también de rasgos identitarios, y por ende nos ayudan a ubicarnos en un lugar en el mundo. A partir de todas las formas como se manifiesta, el lenguaje tiene voz, movimientos, señales, gestos y simbologías que recogen un pasado en común, así como una construcción activa en el presente, y moviliza la comunicación del pensamiento en la sociedad y entre los seres que la componen. Los idiomas, como expresiones codificadas y llenas de significados, permiten una profunda comprensión de las perspectivas, aspiraciones y las maneras de habitar los territorios, así como las diferentes maneras de nombrar y autodenominarse, relatando sus propias particularidades y expectativas. Impensable entonces sería hablar de idiomas sin entender la gran diversidad que en ellos reposa, reconociendo que en cada uno baila un universo de palabras creadas a partir de movimientos humanos que están constantemente relacionándose, creando, disputando e interactuando con el adentro y el afuera.
Lo que conocemos comúnmente como español, es una de las lenguas más habladas en el mundo, ya que no sólo es el idioma oficial de España, su país de origen, sino también de la mayoría de países de Latinoamérica, y actualmente, debido a la fuerza que han tomado las comunidades migratorias, tiene mucha importancia en la América anglosajona. Aunque no hay un lugar geográfico exacto ni una fecha precisa de su nacimiento, ya que su formación se da en medio de interacciones culturales, temporales e históricas, el castellano deviene del uso vernáculo y coloquial del latín, la lengua oficial del ya extinto Imperio Romano. Del latín provienen también otras lenguas habladas en España (a excepción del euskera, propia del País Vasco), que aunque no son declaradas oficiales, son igual de importantes y vigentes en la Península Ibérica. De ahí entonces que, aunque la lengua castellana, también conocida como español, es el idioma oficial de España, en este mismo país existen y se hablan varios idiomas en todas sus diferentes regiones. El catalán, el euskera, el gallego, el valenciano, el aranés, aragonés y asturleonés son lenguas a través de las cuales las comunidades autónomas de España reivindican su diversidad cultural y su papel como escenario de fluidez y movimiento histórico de muchas civilizaciones.
Para el caso de la lengua castellana, o español, la influencia ejercida por pueblos conquistadores como árabes, fenicios y germánicos, ha sido fundamental para su retroalimentación, evidenciada, entre otras cosas, en las palabras. Ello ha aportado innumerables elementos a la lengua que se van incorporando naturalmente gracias al uso cotidiano, a la mutación, a la adaptación y creación de nuevos vocablos. Es por ello que cobran igual importancia como el uso de la lengua formal, dominante, la cual se aprende y genera una uniformidad en su uso con el fin de establecer reglas en los códigos y usos comunes.
La Real Academia Española es la institución que actualmente vela por instruir, arbitrar e investigar sobre esta construcción del español. Sin embargo, las reglas que fabrica se adaptan a un espacio y tiempo determinado, a un espíritu de una época. Trata de facilitar la comunicación a través de un establecimiento de códigos significantes que permiten la comunicación. Dichos códigos se alimentan y tienen como fuente de inspiración el uso real y denotativo del idioma, ya que, al ser una expresión de la cultura, son populares. Nacen de los pueblos y vuelven a ellos en una danza de aprendizaje y construcción constante de los significados, y de acuerdo al devenir social, muta, se regenera, crea y se adapta. Porque la lengua castellana, como todas las lenguas, no son un discurso ni una imposición. Son realidad en movimiento, creativa y activa, y la jerga es una de las manifestaciones populares que aportan al tejido cultural de una sociedad. Tiene significados que unen, hilan puentes y movilizan a las personas que nutren y hacen parte de la sociedad.
A continuación, algunos expresiones de la jerga en España:
Apalancarse: acomodarse
Bocadillo, bocata: sánduche, sándwich
Bola: voluntad propia
Borde: antipático(a), de trato difícil
Cabreado(a): enojado(a)
Cachas: musculoso(a)
Caer la del pulpo: apalear, dar una paliza
Caña: cerveza; algo o alguien asombroso
Capullo(a): persona tonta
Carroza: persona anticuada
Chachi: algo muy bueno, muy agradable
Chalado(a): loco(a), desatinado(a)
Chapa: sermón, charla aburrida
Chapuza: desastre
Chasco: decepción, burla, engaño
Chaval: niño(a)
Chorizo(a): ladrón(a)
Chorrada: tontería, bobada
Colgao(a): loco(a)
Colocón: borrachera, embriaguez, estado de alucinación
Comerse el coco: pensar mucho un tema
Comerse el marrón: asumir toda la culpa en una situación
Cortado(a): tímido(a)
Cuñao: persona que cree que domina todos los temas y se cree “sabeloto”
Currar: trabajar
Curro: trabajo, empleo
Cutre: de mala calidad
De coña: que algo es broma; tomar el pelo
Empanao(a): distraído(a)
Encogido(a): tacaño(a)
Escaqueo: evitar hacer un trabajo o cumplir con una obligación
Esmallao: alguien que tiene mucha hambre
Estar a dos velas: tener escasez de dinero
Estar to’ ciego(a): estar muy ebrio(a), alcoholizado(a)
Flipar: asombrar, alucinar
Friki: alguien que tiene muchos conocimientos de algo específico, que es extravagante y raro
Gamberro: delincuente, que hace actos vandálicos
Gilipollas: tonto(a)
Guarro(a): persona sin modales
Guay: algo muy bueno
Gusanillo: hambre
Hacer la pelota: usada cuando alguien quiere obtener beneficios y ayuda a través de elogios y enaltecimientos
Hortera: persona ordinaria
Hostia: golpe accidental o intencionado muy fuerte; algo muy importante y extraordinario; interjección para demostrar sorpresa
Ir al sobre: ir a dormir, ir a la cama
Ir de tapas: tradición en España donde se va de bar en bar con amigos y amigas a tomar vino o cerveza y acompañarla con aperitivos
Liar: mantener una relación sexual con alguien; crear un problema
Ligar: conquistar
Mala pata: mala suerte
Mangar: robar
Mono: bonito, agradable
Me la suda: no me importa, me tiene sin cuidado
Majo(a): simpático(a)
Michelín: pliegues en el cuerpo que se deben a grasa acumulada
Milonga: mentira
Mogollón: abundante, mucha cantidad
Mola: expresión para decir que algo está muy bueno y gusta mucho
Montar un pollo: armar un problema, formar un escándalo
Muermo: aburrimiento
Ponerse de mala leche: estar de mal humor, estar molesto(a)
Parida: tontería
Pasarlo bomba: pasar un muy buen rato
Pasarse tres pueblos: ser exagerado(a)
Pasma: policía
Pasta: dinero
Pavo: euro
Payo: persona que no es gitana ni entiende las costumbres gitanas
Pelota: hipócrita, interesado(a)
Pelusilla: celos
Picado(a): alguien que es muy aficionado(a) o adicto(a) a algo; ofendido(a) o resentido(a) con alguien
Pijo(a): persona que parece ser adinerada
Pillar: sorprender; comprender y entender; tomar o agarrar algo
Pincho: memoria USB
Pipa: engreído(a), presumido(a)
Pirado(a): loco(a)
Pirar: irse, fugarse
Porra: masa de harina que se fríe en aceite, churro
Ponerse moñas: estar sensible, melancólico(a)
Postureo: aparentar, asumir una actitud un poco artificial para mostrar cierta imagen que no necesariamente es real
Pringao(a): alguien que es ingenuo(a), perdedor(a)
Potar: vomitar
Quinto pino: muy lejano
Rayar: molestar, enojar; volver loco a alguien
Rata: tacaño(a)
Salir de marcha: salir de fiesta
Salseo: cotilleo, crítica
Se le va la pinza, se le va la olla: enloquecerse, decir tonterías
Ser la leche: ser genial, maravilloso(a)
Sujetavelas: individuo acompañante de una pareja
Talego: cárcel
Tío(a): colega, amigo(a), camarada
Tener enchufe: tener conexiones para ascender laboralmente
Tener morro: descaro, desfachatez
Trena: cárcel
Trolero(a): mentiroso(a)
Tuño: algo malo
Vale: está bien, okey
¡Venga, ya!: expresión de incredulidad
Zampar: comer rápido o en mucha cantidad