Jerga en Chile
Como a todos los países hispanohablantes del mundo, el español a Chile llegó por influencia y presencia de la migración española. Más exactamente en el período histórico de colonizaciones e invasiones, a partir del cual la América nativa pasó a ser adicionalmente la América mestiza y afrodescendiente. Desde entonces hasta nuestros días, las características de la lengua castellana en el continente se construyen diariamente con rasgos diferenciadores que provienen de la diversidad de poblaciones que la habitan. Muchas de ellas se manifiestan de manera viva y presente en nuestras culturas y se mantienen vigentes en las palabras que pronunciamos diariamente, y en cómo construimos nuestras relaciones sociales. Al ser entonces el idioma un gran vehículo de comunicación, es también una expresión de nuestras identidades y nuestra vida colectiva.
Debido a la ubicación geográfica de Chile, a la extensión de su territorio, y a las fronteras que comparte, las diversas formas como allí se configura el español que se habla en la cotidianidad están estrechamente relacionadas con la presencia de lenguas indígenas, como la quechua y la aimara al norte, y la mapuche, huiliche y payana en el centro y sur del territorio. La presencia de dichas comunidades es histórica y sin embargo no se relega sólo a tiempos pasados. Está muy vital y se manifiesta en la existencia de sus comunidades y también en la hibridación de la cultura popular, en donde la danza, la música, la gastronomía y el idioma en Chile se construyen diariamente basándose en ese legado y esa memoria.
Enriquecida entonces por muchas palabras que originalmente no pertenecían al español trasplantado y peninsular, y que ya ahora constituyen la forma particular como ha sido construido el español por la personas que han habitado este territorio chileno, la lengua española que se habla en Chile ha tenido influencia también de los tonos y cadencias del sur de España, así como de los habitantes originarios desde territorio austral y el léxico rioplantense. Este último ha jugado un papel decisivo en las regiones más cercanas a Argentina y la Patagonia, gracias a que se expandió ampliamente por el sur del continente. Sus características derivadas de una amalgama entre las lenguas guaraníes, charrúas, y el lunfardo, están presentes en el argot de algunas zonas de Chile, confirmándonos que la sabiduría de los pueblos, lo que se construye a diario en convivencia y afirmándose como parte de unas identidades, no tiene fronteras espaciales que la limiten ni la restrinjan. La jerga urbanda de Santiago de Chile, por ejemplo, llamada “coa” parece tener muchas similitudes con el lunfardo rioplatense. En sus orígenes fue muy mal vista por el ojo regidor de la moral y la institucionalidad, ya que era creado a partir de unos códigos de comunicación entre delincuentes como una especie de lenguaje cifrado. Actualmente, muchas de sus palabras son incorporadas por el uso cotidiano del español chileno, sin importar sus orígenes. No es vetado, y por el contrario es de uso común, sin distinción de clases sociales, y reconocido como parte integrante de las formas comunicativas en las ciudades.
A continuación, algunos términos de jerga en Chile:
A sangre pato: actuar y pensar con sangre fría
Acampao: persona que proviene del campo
Agarnachar: asegurarse un buen puesto en alguna situación
Agilao’: persona temeraria, que no mide las consecuencias de sus acciones
Aguachar: domesticar el comportamiento de un animal
Al tiro: de inmediato, ahora mismo
Andar a lo karateka: estar a la defensiva
Apretar cachete: huir de un lugar, correr
Arrugar: acobardarse, arrepentirse
Armarse: hacer mucho dinero
Bajarse del pony: poner los pies sobre la tierra
Beta: chisme, noticia
Brígido(a): peligroso(a)
Hablar cabezas de pescado: decir bobadas
Cabritas: palomitas de maíz
¿Cachai?: ¿Entiendes?
Cacharpearse: arreglarse para un evento en particular
Cacho: problema, inconveniente
Calata: desnudo(a)
Caleta: mucha cantidad
Calilla: deuda
Cantinflear: dar muchas vueltas antes de llegar a un punto
Caña: resaca
Carbonero(a): persona conflictiva
Carretear: irse de fiesta
Chambonada: equivocación, error de gran magnitud
Chamullar: mentir y hacer uso de argumentos, parecer muy convincente
Chato(a): cansado(a)
Chicotear los caracoles: animar una situación
Chiporro: persona novata
Choreo: robo
Choro: persona elegante; con significado peyorativo se usa para expresar que una persona es vulgar, grosera, insolente
Chuchunco: expresión para referirse a un lugar muy lejano
Chupar del mate: creerse mucho más que las demás personas
Colación: comida ligera tomada entre las ingestas de alimento principal, usualmente en la media mañana
Como las weas: muy mal
Condorear: cometer un error, meter la pata
Corta pluma: navaja
Curao: persona ebria
Darse la wea: enojarse, enfurecerse
Dieciochero: adjetivo para los eventos de celebración de las fiestas patrias
El día del pico: expresión para decir que sucederá un día muy lejano
Encapillar: adquirir deudas
Enrollado(a): persona que se hace ideas que no son verdad
Estar arranado(a): sentirse y estar aburrido(a) y sin motivación
Estar pato: no tener dinero
Estirar el chicle: alargar a propósito una situación y así retrasar que suceda otra
Faltan palitos pal’ puente: forma de decirle a alguien que es tonto(a)
Fiaca: pereza, flojera
Fome: aburrido(a)
Gamba: pie; moneda de 100 pesos chilenos
Garzón: camarero(a) o mesero(a)
Huachipitear: hurtar, robar
Huevón: en un contexto de mucha confianza y complicidad, significa amigo, socio o hermano; también se utiliza en tono ofensivo para decir que alguien es tonto o cretino
Intrusear: curiosear
Ir al chancho: ser muy exagerado(a)
Jato: hogar, casa
Julepe: miedo, temor
La raja: algo muy bueno
La zorra: algo insuperable, intensamente bueno
Lata: pereza
Lechuga: dólares
Manito de gato: arreglarse, ponerse guapo(a)
Manito de guagua: persona no generosa, tacaña
Maraco(a): persona desleal
Milico: oficial militar
Monrrero: delincuente
Muere pollo: decirle a alguien que se calle, que haga silencio
Ñarro: vulgar, ordinario(a)
Ñurdo(a): persona torpe o poco habilidosa y competente para hacer una actividad
Paco: policía
Pajero(a): persona floja
Palteado(a): confundido(a)
Patijuay: llegar a un lugar a pie
Patudo(a): abusivo(a), aprovechado(a)
Pega: trabajo, empleo
Penca: mala onda
Pensar en la inmortalidad del cangrejo: ser y estar distraído(a)
Pescar: poner atención
Piola: algo sin importancia, que pasa desapercibido; también se usa para adjetivar una situación o lugar bueno, tranquilo
Pitufo(a): persona influyente
Pololo(a): pareja sentimental; persona que se contrata para hacer trabajos cortos e informales
Poto: glúteos, nalgas
Pucho: cigarrillo
Raspa la pipa: expresión para quien se debe ir de un lugar
Raspacacho: amonestación, castigo
Retobao: cobarde
Sanguchito de palta: persona que suelta la información muy fácil
Seco(a): experto(a), que tiene vasto conocimiento sobre un tema
Sepa moya: no tengo ni idea, no sé nada
Siutico: adjetivo para una persona que le gusta aparentar
Talla: broma
Tirar los churros: coquetear, piropear a alguien
Tongo: algo falsificado
Tongüa: persona subida de peso
Vaca: desconsiderado(a)
Valer callampa: expresión para indicar que algo o alguien no vale nada
Vender la pomá’: engañar a alguien
Verse pillo(a): sentirse atrapado(a) en una situación incómoda y sin salida aparente
Volar la raja: ganar fácilmente, tener una victoria segura
Wea: alguien
Webada: cosa tonta, bobada
Yunta: grupos de amigos(as)
Zapallazo: momento de suerte repentino
Zapatear en fonda ajena: ser infiel a la pareja
Zurra: golpiza, paliza