Jerga en República Dominicana
Quisqueya, La Española, Dominicana… diferentes maneras de nombrar al territorio antillano y caribeño conocido como República Dominicana. Sus habitantes y oriundos ven en esta diversidad de nombres un reflejo de lo que han construido históricamente como una cultura antillana y caribeña. Asimismo, la naturaleza cambiante del lenguaje, que inevitablemente se deriva de los intercambios culturales, las migraciones, las relaciones con el entorno, el reconocimiento dentro de un lugar en la sociedad y la influencia de los medios de comunicación, han cultivado un argot popular propio de la isla, una jerga que expresa identidades y juega a ser causa y efecto de la construcción de las cotidianidades. Cotidianidades siempre movilizadoras, agitadas, vitales. Cotidianidades que son simples y a la vez complejas. Atemporales y también fluidas. Cotidianidades que edifican la sociedad y tejen lazos entre quienes comparten un mismo lugar de enunciación.
La lengua castellana que llegó a la Quisqueya de los indios e indias taínas y la bautizó La Española, la lengua castellana que en ese momento histórico se impuso por la fuerza y que poco a poco se instaló en la médula de la comunicación oral, la lengua castellana que no tuvo otra opción que cambiar y fusionarse con la lengua originaria de la isla y las lenguas de quienes llegaban también a ser parte de ella, es la lengua que actualmente identifica a los y las dominicanas. Ha sido un español cambiante, hijo de los afrodescendientes, hijo de los mestizos, hijo de los indígenas. Una lengua que se ha alimentado de variaciones de tipo geográfico y sociocultural debido a un influjo de poblaciones que a la isla han llegado.
El ritmo y la cadencia en su acento son compartidos con todos los países hispanohablantes del Caribe. El desparpajo al conversar, la desenvoltura en la comunicación, la sonoridad que hila las palabras, hacen parte de su comportamiento en el ámbito social y de sus personalidades, las cuales se reconocen como particulares y de gran diversidad, articuladas al mismo tiempo con la comunicación y la juntanza. Se recrea el argot único y singular en medio de las tradiciones y las innovaciones, en medio de los anglicismos, africanismos, en medio de un español peninsular y un francés criollo, o creole, de su vecino Haití. Toda una información histórica y cultural en cada dominicano que le sirve como inspiración para la creatividad y la creación de la jerga que subyace a la realidad cambiante y a las necesidades de la interacción.
En su música, su gastronomía, su festejo, así como en las situaciones que envuelven la cotidianidad, es infaltable el argot popular de los y las dominicanas, como unas expresiones nacidas en la originalidad y en las maneras cómo se vive y se habita su territorio. Ellas van escalando y trascendiendo los linderos y las resistencias de sectores sociales, rompen con los limitantes de la marginalidad, y con los rectores de la “moral” de la lengua, y se instalan progresivamente en el amplio imaginario colectivo. Es el código, es el significado simbólico, es la palabra en clave que les identifica entre sí como creadores de la riqueza cultural, de las identidades compartidas, del ser dominicano.
A continuación, algunas expresiones de la jerga en República Dominicana:
A medio talle: una cosa inconclusa, sin acabarse
Abur – abur: manera muy coloquial de despedirse, decir adiós
Aguajear: presumir
Ahí es que prende: eso sí me gusta
Alicraniao’(a): persona que comete locuras, que hace cosas sin sentido
Almorriña: tristeza, nostalgia
Apambichao’: forma de bailar apretada y muy íntima
Apersogar: atar a un animal para evitar que se escape
Aplomar: tomarse algunos tragos de licor
Apremente: a propósito de
Areito: canto poético de origen popular que proviene históricamente de las tradiciones y costumbres indígenas
Arrastre: influencia diplomática y política
Arricada: persona que ríe mucho todo el tiempo; sentir mucho frío corporal
Asirimbao’: persona distraída
Asuntar: ponerle atención a algo en particular
Aturullar: confundir
Azorao: persona asombrada, impresionada
Banderitas: buses urbanos
Bellaco: persona astuta que lleva a cabo manipulaciones para su beneficio
Bimbazo: puño, golpe
Boca aguá’: persona que habla mucho sin tener contenido ni argumentos
Bomba: estación de combustible
Brisisao: rápido
Bultero(a): presumido(a)
Bulto: cuento falso
Chepa: buena suerte
Cherchar: conversar, charlar
Chapiador(a): persona que saca provecho de una situación
Chivito jartuejobo: persona que no da mucha confianza, que habla mucho y se da muchas ínfulas pero no es tan importante como aparenta
Cocotes: planes, proyecciones
Concho: taxi
Coro: grupo de amigos(as)
Cotorra: usar palabrería para obtener el interés amoroso de alguien
Dar banda: olvidarse de alguien
Dar bola: dar un aventón en carro a alguien
Dar luz: explicar
De agua dulce: alguien que aparenta ser lo que no es
Decricaje: desorden en la apariencia
Deguabinao’(a): estar cansado(a), agotado(a), fatigado(a); un objeto desgastado, arrinado
Dasacatao: persona que se le mide a cualquier reto o situación
Desguabinar: dañar algo, destruirlo
Dique: manera informal de expresar dizque; aparentemente, supuestamente
École colá: así es, exactamente
Empepillar: arreglarse mucho y no muy a menudo, de manera que resalta la ocasión
Enculillada: mujer que está furiosa, muy enojada
Eso ta' métrico: eso está feo
Estar frío con alguien: portarse muy bien con alguien
Estar hasta la taza: estar harto(a), cansado(a) de una situación
Fajar: pelear, tener una riña
Frecosa: cerveza fría
Fuñir: molestar, perturbar
Gaviar: trepar, subir a algo
Guachimán: personal de vigilancia, guardaespaldas
Guayar: rallar, desmenuzar un alimento con un rallador; trabajar y luchar mucho para conseguir algo
Guayarse: equivocarse; hacerse una herida
Guillao: persona que alardea, que es aparentosa
Gustunini: joven que se presenta muy atractivo físicamente
Hacer serrucho: reunir dinero entre varias personas para pagar o comprar algo
Imponerse: acostumbrarse, hacer de algo un hábito
Jartura: estado de llenura después de comer sin límites
Jumo(a): borracho(a), ebrio(a)
Juquiao: borracho(a)
Loco: característica para denotar que algo es muy bueno, alucinante
Macaco: infante
Manín: hermano, amigo
Moca: algo raro, de procedencia dudosa
Montar culebra: engañar
Moriqueta: gesto facial que demuestra desagrado o burla
Motete: paquete de cosas, muchas cosas
Pasarse de maquillaje o pasarse de contento(a): ser exagerado(a), excederse en algo
Pegar chifles: engañar a la pareja
Pelota: nombre coloquial que se usa para referirse al béisbol, deporte popular en República Dominicana
Pijotero(a): tacaño(a)
Pindilú: problema
Pinta: buen conjunto de ropa elegante
Pipo: expresión para denotar sorpresa
Pique: tener mal humor, rabia, ira
Ponerse cloro: decir la verdad, ser claro(a) y preciso(a) con la información
¡Qué fuñe!: ¡Qué pereza!
Quille: molestia
Sacar los pies a alguien: dejar plantado(a), incumplir un compromiso
Sacar quisonda: esquivar y evitar a alguien
Sicote: pecueca, mal olor en los pies
Sirimba: desmayo
Soltar en banda: desistir de cortejar a una persona o de seguir en una relación
Subir lo’ vidrio: no escuchar más a una persona
Tener el dinero ma’ 20 peso’: tener mucho dinero, ser rico(a)
Tigueraje: forma de actuar o hablar
Tiguere: persona oportunista y manipuladora
Timbí: estar más que satisfecho(a) después de comer hasta la saciedad
Tituá: onomatopeya para expresar una bofetada
Trucho(a): persona que está listo(a) para cualquier plan
Tumba eso: olvídalo, déjalo ir
Tutumpote: persona con poder
Vacanyol: simpático(a)
Voladora: bus urbano - regional
Yagaloski: asunto terminado
Yeyo: desmayo